viernes, 10 de abril de 2020

Respuestas a un cuestionario/entrevista sobre COVID-19




Una estudiante me formuló las siguientes preguntas sobre COVID-19.  Aprovecho para compartir por aquí las respuestas.




CUESTIONARIO COVID-19: Lluís Camprubí


-        Una de las ideas más extendidas es que este virus era como una gripe y lo banalizamos, ¿por qué caló esta idea?

Fue una comparación nefasta y ciertamente tuvo su impacto en la banalización y por lo tanto también en la demora de la toma de decisiones drásticas. Sabemos -e intuíamos al principio- que es más letal y severo, que es más transmisible y lo más relevante, que al ser un virus nuevo no existía nadie inmune, por lo tanto en ningún sentido es comparable a la gripe. Solo por principio de precaución jamás se debió usar esa comparación. Seguramente por parte de las voces públicas que reforzaron esa idea primó una voluntad de tranquilizar a la población frente a lo desconocido y por lo tanto de no generar preocupación, y por parte de la gente que compró la idea seguramente influyó la necesidad de reforzar esa creencia que aquí estamos a salvo, y que ese tipo de riesgos afectan a otros lugares pero aquí no nos afectan. Quizás a todo ello se sumó el pensamiento inercial (no puede pasar nada disruptivo) y el exceso de prudencia (o péndulo) por parte de algunas voces que deberían haber lanzado la alerta antes, que habían visto como en experiencias anteriores que podrían ser parecidas (SARS, MERS, H1N1…) el impacto en nuestro entorno había sido mucho menos severo de lo pensado. Quizás también hubo algunas personas que querían situar que la gripe era algo ya preocupante y lo que merecería más nuestra atención (tiene un impacto relevante en morbi-mortalidad cada año)… pero en ese caso, incluso, cabría la reflexión… si ya se considera grave el impacto de una gripe... realmente queríamos relativizarlo asumiendo/añadiendo otra epidemia más?

-        ¿Con el verano decaerán los contagios o se desmiente por las cifras de expansión del Covid-19 en África? ¿Se espera una segunda ola de contagios en otoño si para entonces no hay vacuna?

Una de las incógnitas de este virus /pandemia es su estacionalidad… no sabemos aún si con el calor/humedad del verano decaerá o no. Hay retales de evidencia que lo sugieren y también hay otras evidencias (como la aparición de brotes en ciudades cálidas) que lo desmienten. Desafortunadamente no es posible afirmar nada ahora es ese sentido, lo que añade incertidumbre al futuro. Lo que sí parece ser previsible y hay consenso (obviando la estacionalidad) es que hasta que no haya una vacuna, y/o se haya generado una inmunidad grupal más que suficiente (si es que se genera, ya que la duración e intensidad de la inmunidad es otra de las cosas relevantes que no sabemos) seguirán habiendo olas cuando se relajen las medidas de confinamiento/distanciamiento.


-        Según Salvador Illa, el R0 en quince comunidades autónomas, ya es inferior a 1 ¿se puede afirmar ya que hemos atravesado el pico de la curva epidémica?

Parece ser que el momento de subida de la curva (de mortalidad e ingresados) ya lo hemos superado, dicho sea con alivio. Lo que parece es que la curva de morbi-mortalidad más que ser en forma de pico, tienes unos días de meseta, y ahí estamos. Esto permite pensar que por el diferido desde la transmisión (unos días de incubación, unos días de síntomas leves, y unos días de agravamiento hasta entrada en hospital), la R0, transmisión actual, sí que debe ser igual o inferior a 1.

-        ¿Es prematuro hablar de desescalada?

Empezar a hablarlo y a discutir colectivamente cómo debe ser esa desescalada creo que es bueno. En mi opinión esa desescalada debería hacerse de tal manera que sea reversible si la curva vuelve a empezar a subir, y por lo tanto debería hacerse gradualmente (por sectores productivos, por territorios, y por grupos poblacionales) y con automatismos rápidos de volver a las medidas duras. Siempre pensando que cualquier persona tiene una doble condición…puede ser infectada y a la vez puede actuar como transmisor. Yo no me atrevo a poner fecha al inicio de las medidas de “desescalada”.. eso es tarea del consenso entre los expertos que asesoran.

-        ¿Afecta el envejecimiento de la población y nuestra forma de socialización a que España tenga la mayor tasa de mortalidad por el virus del planeta?

Esta cierta especificidad de los datos de España están provocando un debate de hipótesis muy interesante. Siempre teniendo en cuenta que está impactando en tiempos diferentes en los países y por lo tanto las comparaciones también sufren el sesgo del momento de la curva. Es difícil pero las comparaciones no deben pensarse estáticamente. Seguramente debe ser por una combinación de hechos, aunque hay uno fundamental que es de contaje...el denominador que usamos aquí es de tests positivos (tests aplicados mayoritariamente a ingresados hospitalarios), de manera que ya es un denominador de casos más graves, respecto a países que testean a su población más masivamente. Lo que no cabe duda es que el virus es mucho más letal en las franjas de edad más alta, así que por supuesto esa mortalidad es más alta que cuando la comparamos con la de países con estructuras de población más jóvenes. Sabemos que lo que facilita la transmisión del virus es la densidad de población a nivel agregado, y a nivel "micro" la duración y proximidad del contacto efectivo entre humanos, así como la ausencia de medidas de higiene y etiqueta respiratoria. La densidad de población nos puede explicar parte de las diferencias entre territorios. Y ciertamente, ese mayor contacto, tocarse, hablarse cercanamente que parece que practicamos los españoles (comparado con otros países que interactúan con más distancia social) es una hipótesis interesante explicativa, pero yo de momento no he visto ningún estudio/evidencia que lo sustente.

-        ¿Se debió decretar antes el estado de alarma y  por consiguiente, el confinamiento de los españoles?

Visto a posteriori parece evidente que todos los países deberían haber tomado medidas de restricción de la movilidad y de confinamiento antes. Una vez pase la crisis será interesante analizar qué llevó a la mayoría de países a no intervenir con suficiente anticipación. Si comparamos cuando España activó sus medidas más restrictivas respecto a otros países lo cierto es que no vemos que las tomara tardíamente, al contrario, las tomó en momentos relativamente/comparativamente más tempranos. Pero eso no debería ser ningún consuelo. Ciertamente es obvio que si se hubiese restringido (e implementado con efectividad) la movilidad e impulsado el confinamiento antes, mientras existía la diseminación invisible, la curva hubiese sido más aplanada.

-        ¿Puede haber una mutación del virus a peor, que sea más dañino?

Por lo que leo de opiniones de virólogos esto de momento también es incierto. Parece que existe una visión dominante (sustentada en las fuerzas evolutivas y de selección natural), en el sentido que se podrían verse favorecidas en la diseminación mutaciones menos letales, ya que éstas se verían beneficiadas del hecho que los humanos infectados no muriesen y por lo tanto podrían ser transmisores, es decir que hubiese un cierto acomodamiento al huésped. La mayoría de virólogos coinciden en que no perciben que este virus sea especialmente mutante (la necesidad no le empuja de momento). Pero así como hipotéticas mutaciones que afectasen la patogenicidad (severidad/mortalidad) empujarían supuestamente a que fuese menos dañino, también es cierto que pueden aparecer mutaciones que afecten a su transmisibilidad o a rechazar la inmunidad, de manera que podría aumentar su distribución, afectando a más parte de la población.

-         Una de las consecuencias visibles del Covid-19 es que deben fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica. ¿Deberán ostentar los países también reservas de productos como respiradores para una futurible pandemia?

La necesidad de “preparedness” como dicen en inglés, parece una de las lecciones necesarias a aprender. Deberían dotarse de más capacidad los sistemas de vigilancia epidemiológica, estatales, europeos, y globales, y especialmente que aumentara su coordinación e intercambio de información, entre los distintos niveles y con otras áreas. También parece necesario el desarrollo de instrumentos previstos en las leyes de salud pública estatales y autonómicas y que nunca se han desarrollado. La segunda lección es que esas alertas tempranas deberían poderse traducir en acción colectiva más rápidamente. Aunque esta inercia y lentitud seguramente durante una generación ya no nos pasará otra vez, al menos mientras tengamos interiorizada la vivencia de esta pandemia. Hay que decir que a todos nos pilló de nuevo… nadie en nuestro entorno había vivido una amenaza así, y globalmente deberíamos retroceder décadas (o un siglo) para experimentar una pandemia semejante. Y sí, haría falta disponer de nuevas reservas estratégicas de equipamientos médicos, medicamentos y materiales de protección y testeo, para potenciales epidemias similares. Se ha visto la necesidad crítica de disponer de respiradores. Por supuesto también que hay que acumular mascarillas y epi’s. Respecto  a la vacuna, una idea interesante que circula (ya que no podemos tener acumulado de todo ni tener fabricadas vacunas para pandemias de virus que aún no existen) es tener planteada la estructura básica para su fabricación, de manera que tengamos las instalaciones y después sólo hubiese que ajustar los elementos finos de su fabricación a escala industrial en función del tipo de vacuna que se demostrase como la más exitosa. Lo mismo valdría para respiradores y otros equipamientos médicos, aunque en este caso, aparte de su acumulación en una reserva valdría la pena saber cómo transformar líneas de producción de industrias realmente existente para su hipotética adaptación.

-        ¿Por qué el ritmo de evolución de la epidemia ha sido distinto tan desigual entre las distintas comunidades?

Seguramente responde a cómo se inició la distribución... cuáles fueron sus puntos de entrada. A partir de ahí, seguramente el elemento fundamental ha sido la densidad humana y el intercambio de contactos, que es muy diferente según qué territorios. Las comunidades que no habían sufrido tanto la epidemia además se han podido ver más beneficiadas proporcionalmente del efecto de la medida generalizada del confinamiento, que esperemos que les permita tener curvas mucho más aplanadas.

-        Se acaba de conocer que se va a realizar un muestreo epidemiológico a 62.400 personas, lo que implica que al menos la media nacional de contagiados por el virus sea de un 5% de la población ¿considera que la media nacional es mayor de ese 5%?

Ese estudio puede ser muy interesante, tanto para saber la prevalencia de la infección como de la inmunidad. No he profundizado en los detalles metodológicos del estudio, pero una muestra de 60000 personas, 30000 hogares, parece muy robusta y más que suficiente para un buen estudio que nos aporte luz a la distribución de la infección, y si no recuerdo mal permitiría representatividad a nivel provincial. No me atrevo a decir cuál podría ser la prevalencia actual de la infección, pero un 5% o más de la población total que esté o haya estado infectada suena razonable, haciendo inferencia de lo que sabemos de su R0 y también de su letalidad.

-        Sergio Romagnani, profesor emérito de la Universidad de Florencia y eminencia en el ámbito de la inmunología ha advertido que la vida será ahora: “mucho más complicada y mucho menos bella” ¿Cómo se imagina usted que será la vida dentro de unos meses?

Tanta incertidumbre en tantas dimensiones de esta pandemia hacen precisamente que sea muy difícil imaginar el futuro. Lo que sí parece seguro es que no volveremos a la normalidad, y que la belleza de nuestra vida cotidiana anterior, de cómo nos relacionábamos, de nuestro uso del espacio colectivo no será la misma. Dentro de unos meses, seguramente habremos vuelto a parte de nuestras rutinas y ocupaciones, pero con variaciones significativas: individualmente con más distanciamiento en nuestras interacciones sociales, y con nuevas normas sociales y usos, como la generalización de la mascarilla y, colectivamente, limitando aún las grandes aglomeraciones y con un ojo puesto en la progresión de la R0 o de la curva por si hay que volver a más restricciones. Así que imagino que seguirá una sensación de provisionalidad e incertidumbre, hasta que se vislumbre una cura. El impacto económico se notará intensamente, de forma generalizada pero con desigual distribución, de forma que el empobrecimiento general pesará también en el ánimo individual y colectivo. Lo más incierto, es la tensión en la sociedad que se puede imaginar al alargar esta situación… puede aparecer una cierta belleza en el ánimo colectivo si domina la voluntad comunitaria y conjunta para salir de ésta, o pueden romperse algunas costuras sociales y quedar una sociedad y una convivencia menos bella si aparecen fugas de repliegue.

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