viernes, 10 de abril de 2020

Respuestas a un cuestionario/entrevista sobre COVID-19




Una estudiante me formuló las siguientes preguntas sobre COVID-19.  Aprovecho para compartir por aquí las respuestas.




CUESTIONARIO COVID-19: Lluís Camprubí


-        Una de las ideas más extendidas es que este virus era como una gripe y lo banalizamos, ¿por qué caló esta idea?

Fue una comparación nefasta y ciertamente tuvo su impacto en la banalización y por lo tanto también en la demora de la toma de decisiones drásticas. Sabemos -e intuíamos al principio- que es más letal y severo, que es más transmisible y lo más relevante, que al ser un virus nuevo no existía nadie inmune, por lo tanto en ningún sentido es comparable a la gripe. Solo por principio de precaución jamás se debió usar esa comparación. Seguramente por parte de las voces públicas que reforzaron esa idea primó una voluntad de tranquilizar a la población frente a lo desconocido y por lo tanto de no generar preocupación, y por parte de la gente que compró la idea seguramente influyó la necesidad de reforzar esa creencia que aquí estamos a salvo, y que ese tipo de riesgos afectan a otros lugares pero aquí no nos afectan. Quizás a todo ello se sumó el pensamiento inercial (no puede pasar nada disruptivo) y el exceso de prudencia (o péndulo) por parte de algunas voces que deberían haber lanzado la alerta antes, que habían visto como en experiencias anteriores que podrían ser parecidas (SARS, MERS, H1N1…) el impacto en nuestro entorno había sido mucho menos severo de lo pensado. Quizás también hubo algunas personas que querían situar que la gripe era algo ya preocupante y lo que merecería más nuestra atención (tiene un impacto relevante en morbi-mortalidad cada año)… pero en ese caso, incluso, cabría la reflexión… si ya se considera grave el impacto de una gripe... realmente queríamos relativizarlo asumiendo/añadiendo otra epidemia más?

-        ¿Con el verano decaerán los contagios o se desmiente por las cifras de expansión del Covid-19 en África? ¿Se espera una segunda ola de contagios en otoño si para entonces no hay vacuna?

Una de las incógnitas de este virus /pandemia es su estacionalidad… no sabemos aún si con el calor/humedad del verano decaerá o no. Hay retales de evidencia que lo sugieren y también hay otras evidencias (como la aparición de brotes en ciudades cálidas) que lo desmienten. Desafortunadamente no es posible afirmar nada ahora es ese sentido, lo que añade incertidumbre al futuro. Lo que sí parece ser previsible y hay consenso (obviando la estacionalidad) es que hasta que no haya una vacuna, y/o se haya generado una inmunidad grupal más que suficiente (si es que se genera, ya que la duración e intensidad de la inmunidad es otra de las cosas relevantes que no sabemos) seguirán habiendo olas cuando se relajen las medidas de confinamiento/distanciamiento.


-        Según Salvador Illa, el R0 en quince comunidades autónomas, ya es inferior a 1 ¿se puede afirmar ya que hemos atravesado el pico de la curva epidémica?

Parece ser que el momento de subida de la curva (de mortalidad e ingresados) ya lo hemos superado, dicho sea con alivio. Lo que parece es que la curva de morbi-mortalidad más que ser en forma de pico, tienes unos días de meseta, y ahí estamos. Esto permite pensar que por el diferido desde la transmisión (unos días de incubación, unos días de síntomas leves, y unos días de agravamiento hasta entrada en hospital), la R0, transmisión actual, sí que debe ser igual o inferior a 1.

-        ¿Es prematuro hablar de desescalada?

Empezar a hablarlo y a discutir colectivamente cómo debe ser esa desescalada creo que es bueno. En mi opinión esa desescalada debería hacerse de tal manera que sea reversible si la curva vuelve a empezar a subir, y por lo tanto debería hacerse gradualmente (por sectores productivos, por territorios, y por grupos poblacionales) y con automatismos rápidos de volver a las medidas duras. Siempre pensando que cualquier persona tiene una doble condición…puede ser infectada y a la vez puede actuar como transmisor. Yo no me atrevo a poner fecha al inicio de las medidas de “desescalada”.. eso es tarea del consenso entre los expertos que asesoran.

-        ¿Afecta el envejecimiento de la población y nuestra forma de socialización a que España tenga la mayor tasa de mortalidad por el virus del planeta?

Esta cierta especificidad de los datos de España están provocando un debate de hipótesis muy interesante. Siempre teniendo en cuenta que está impactando en tiempos diferentes en los países y por lo tanto las comparaciones también sufren el sesgo del momento de la curva. Es difícil pero las comparaciones no deben pensarse estáticamente. Seguramente debe ser por una combinación de hechos, aunque hay uno fundamental que es de contaje...el denominador que usamos aquí es de tests positivos (tests aplicados mayoritariamente a ingresados hospitalarios), de manera que ya es un denominador de casos más graves, respecto a países que testean a su población más masivamente. Lo que no cabe duda es que el virus es mucho más letal en las franjas de edad más alta, así que por supuesto esa mortalidad es más alta que cuando la comparamos con la de países con estructuras de población más jóvenes. Sabemos que lo que facilita la transmisión del virus es la densidad de población a nivel agregado, y a nivel "micro" la duración y proximidad del contacto efectivo entre humanos, así como la ausencia de medidas de higiene y etiqueta respiratoria. La densidad de población nos puede explicar parte de las diferencias entre territorios. Y ciertamente, ese mayor contacto, tocarse, hablarse cercanamente que parece que practicamos los españoles (comparado con otros países que interactúan con más distancia social) es una hipótesis interesante explicativa, pero yo de momento no he visto ningún estudio/evidencia que lo sustente.

-        ¿Se debió decretar antes el estado de alarma y  por consiguiente, el confinamiento de los españoles?

Visto a posteriori parece evidente que todos los países deberían haber tomado medidas de restricción de la movilidad y de confinamiento antes. Una vez pase la crisis será interesante analizar qué llevó a la mayoría de países a no intervenir con suficiente anticipación. Si comparamos cuando España activó sus medidas más restrictivas respecto a otros países lo cierto es que no vemos que las tomara tardíamente, al contrario, las tomó en momentos relativamente/comparativamente más tempranos. Pero eso no debería ser ningún consuelo. Ciertamente es obvio que si se hubiese restringido (e implementado con efectividad) la movilidad e impulsado el confinamiento antes, mientras existía la diseminación invisible, la curva hubiese sido más aplanada.

-        ¿Puede haber una mutación del virus a peor, que sea más dañino?

Por lo que leo de opiniones de virólogos esto de momento también es incierto. Parece que existe una visión dominante (sustentada en las fuerzas evolutivas y de selección natural), en el sentido que se podrían verse favorecidas en la diseminación mutaciones menos letales, ya que éstas se verían beneficiadas del hecho que los humanos infectados no muriesen y por lo tanto podrían ser transmisores, es decir que hubiese un cierto acomodamiento al huésped. La mayoría de virólogos coinciden en que no perciben que este virus sea especialmente mutante (la necesidad no le empuja de momento). Pero así como hipotéticas mutaciones que afectasen la patogenicidad (severidad/mortalidad) empujarían supuestamente a que fuese menos dañino, también es cierto que pueden aparecer mutaciones que afecten a su transmisibilidad o a rechazar la inmunidad, de manera que podría aumentar su distribución, afectando a más parte de la población.

-         Una de las consecuencias visibles del Covid-19 es que deben fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica. ¿Deberán ostentar los países también reservas de productos como respiradores para una futurible pandemia?

La necesidad de “preparedness” como dicen en inglés, parece una de las lecciones necesarias a aprender. Deberían dotarse de más capacidad los sistemas de vigilancia epidemiológica, estatales, europeos, y globales, y especialmente que aumentara su coordinación e intercambio de información, entre los distintos niveles y con otras áreas. También parece necesario el desarrollo de instrumentos previstos en las leyes de salud pública estatales y autonómicas y que nunca se han desarrollado. La segunda lección es que esas alertas tempranas deberían poderse traducir en acción colectiva más rápidamente. Aunque esta inercia y lentitud seguramente durante una generación ya no nos pasará otra vez, al menos mientras tengamos interiorizada la vivencia de esta pandemia. Hay que decir que a todos nos pilló de nuevo… nadie en nuestro entorno había vivido una amenaza así, y globalmente deberíamos retroceder décadas (o un siglo) para experimentar una pandemia semejante. Y sí, haría falta disponer de nuevas reservas estratégicas de equipamientos médicos, medicamentos y materiales de protección y testeo, para potenciales epidemias similares. Se ha visto la necesidad crítica de disponer de respiradores. Por supuesto también que hay que acumular mascarillas y epi’s. Respecto  a la vacuna, una idea interesante que circula (ya que no podemos tener acumulado de todo ni tener fabricadas vacunas para pandemias de virus que aún no existen) es tener planteada la estructura básica para su fabricación, de manera que tengamos las instalaciones y después sólo hubiese que ajustar los elementos finos de su fabricación a escala industrial en función del tipo de vacuna que se demostrase como la más exitosa. Lo mismo valdría para respiradores y otros equipamientos médicos, aunque en este caso, aparte de su acumulación en una reserva valdría la pena saber cómo transformar líneas de producción de industrias realmente existente para su hipotética adaptación.

-        ¿Por qué el ritmo de evolución de la epidemia ha sido distinto tan desigual entre las distintas comunidades?

Seguramente responde a cómo se inició la distribución... cuáles fueron sus puntos de entrada. A partir de ahí, seguramente el elemento fundamental ha sido la densidad humana y el intercambio de contactos, que es muy diferente según qué territorios. Las comunidades que no habían sufrido tanto la epidemia además se han podido ver más beneficiadas proporcionalmente del efecto de la medida generalizada del confinamiento, que esperemos que les permita tener curvas mucho más aplanadas.

-        Se acaba de conocer que se va a realizar un muestreo epidemiológico a 62.400 personas, lo que implica que al menos la media nacional de contagiados por el virus sea de un 5% de la población ¿considera que la media nacional es mayor de ese 5%?

Ese estudio puede ser muy interesante, tanto para saber la prevalencia de la infección como de la inmunidad. No he profundizado en los detalles metodológicos del estudio, pero una muestra de 60000 personas, 30000 hogares, parece muy robusta y más que suficiente para un buen estudio que nos aporte luz a la distribución de la infección, y si no recuerdo mal permitiría representatividad a nivel provincial. No me atrevo a decir cuál podría ser la prevalencia actual de la infección, pero un 5% o más de la población total que esté o haya estado infectada suena razonable, haciendo inferencia de lo que sabemos de su R0 y también de su letalidad.

-        Sergio Romagnani, profesor emérito de la Universidad de Florencia y eminencia en el ámbito de la inmunología ha advertido que la vida será ahora: “mucho más complicada y mucho menos bella” ¿Cómo se imagina usted que será la vida dentro de unos meses?

Tanta incertidumbre en tantas dimensiones de esta pandemia hacen precisamente que sea muy difícil imaginar el futuro. Lo que sí parece seguro es que no volveremos a la normalidad, y que la belleza de nuestra vida cotidiana anterior, de cómo nos relacionábamos, de nuestro uso del espacio colectivo no será la misma. Dentro de unos meses, seguramente habremos vuelto a parte de nuestras rutinas y ocupaciones, pero con variaciones significativas: individualmente con más distanciamiento en nuestras interacciones sociales, y con nuevas normas sociales y usos, como la generalización de la mascarilla y, colectivamente, limitando aún las grandes aglomeraciones y con un ojo puesto en la progresión de la R0 o de la curva por si hay que volver a más restricciones. Así que imagino que seguirá una sensación de provisionalidad e incertidumbre, hasta que se vislumbre una cura. El impacto económico se notará intensamente, de forma generalizada pero con desigual distribución, de forma que el empobrecimiento general pesará también en el ánimo individual y colectivo. Lo más incierto, es la tensión en la sociedad que se puede imaginar al alargar esta situación… puede aparecer una cierta belleza en el ánimo colectivo si domina la voluntad comunitaria y conjunta para salir de ésta, o pueden romperse algunas costuras sociales y quedar una sociedad y una convivencia menos bella si aparecen fugas de repliegue.

lunes, 6 de febrero de 2017

Quo vadis Europa



(Una versió resumida i editada d'aquests apunts es publiquen a la Revista Papers, de la Lliga dels Drets dels Pobles)


Europa (com la resta de nivells institucionals i jurisdiccionals, cadascun amb les seves especificitats i dificultats) és actualment un terreny hostil per a les forces socials i polítiques que es reclamen de la llibertat, la igualtat i la fraternitat. L’actual moment presenta característiques deconstituents pel què fa als drets que les constitucions nacionals de la segona meitat del segle XX consagraven. Domina un “nou constitucionalisme“ on les normes que afecten centralment les condicions de vida de la gent no venen del mètode “constitucional” sinó que són produïdes per acords entre governs nacionals, agències amb una alta capacitat discrecional i organismes no legitimats democràticament. I hi ha un arranjament institucional a la UE on segueix la dualitat i dislocament entre les polítiques de formació i regulació de mercat que (sigui en instàncies comunitàries o intergovernamentals) són a escala europea i les de protecció social (per “corregir els desajustos d’aquest mercat”) que romanen a escala estatal.

En l’actualitat múltiples crisis saccegen el continent: l’especificitat de la crisi econòmica, la crisi de gestió de l'acollida de refugiats, la necessitat de confrontació de les derives autoritàries i reaccionàries de governs com el d'Hongria i Polònia, la gestió del Brexit, les pulsions de replegament nacional i nacionalisme econòmic, o el terrorisme gihadista. Unes crisis, diverses, amb un denominador comú, que no sembla prou interioritzat: part del seu agreujament ve de la manca de capacitat competencial comunitària, no del seu excés.


1. Les múltiples crisis

L’especificitat de la crisi a l’eurozona

La crisi econòmico-financera que va començar el 2008 va ser mundial, però a Europa, particularment a la Unió Econòmica i Monetària (UEM), s’ha prolongat i ha tingut una profunditat extrema. Un element central i agreujant de la crisi a la UEM han estat els desequilibris financers entre centre i perifèria (excedentaris-deficitaris) i els desequilibris dels fluxes de capital transfronterers, sense existir capacitat política per regular-los ni instruments públics per reciclar-ne excedents.

Aquesta especificitat de la crisi a l’eurozona (amb un impacte per al conjunt però diferenciat i divergent segons el país) ha posat també de manifest les falles en el disseny/arquitectura institucional: un banc central sense capacitat d’origen de prestamista d’última instància i amb un mandat limitat a l’estabilitat de preus; l’absència d’estabilitzadors automàtics que permetin absorbir xocs simètrics i asimètrics; la falta de mecanismes (no de mercat) de reciclatge d’excedents que puguin corregir divergències en les balances comercials i en els fluxes de capital entre països; i, la manca d’un govern econòmic (amb política i capacitat fiscal) comunitari legitimat directament que respongui a l’interès de conjunt. Es té una moneda però 19 hisendes, sense capacitat fiscal ni transferències que puguin a través de la solidaritat generar convergència i en períodes de crisi, disposar de capacitat contracíclica. Els mecanismes o dispositius de transferència existents i creats són molt parcials i insuficients. Sigui per la poca capacitat (pressupost UE i transferències regionals, que no són d’origen propi), o per ser mecanismes molt basats en normes prefixades (“rules-based”) més condicionalitat negociada en moments crítics (com poden ser indirectament el QE o OMT). En un marc de confrontació d’interessos entre estats creditors i deutors i de domini de la lògica intergovernamental, aquesta manca d’instruments comunitaris, a més, fa que els estats centrin la seva estratègia competitiva en curses a la baixa en fiscalitat i estàndards.

Així, aquesta arquitectura de la UEM sumada a unes normes platejades per escenaris de bonança, una hegemonia ideològica neoliberal, i l’enfoc de competició entre països ha fet que l’única recepta per als països perifèrics endeutats hagi estat les polítiques de devaluació interna i austeritat extrema per intentar una consolidació fiscal contraproduent. Una devaluació, una austeritat i unes contra-reformes estructurals (pensions, marc laboral...) derivades d’una condicionalitat amb efecte pro-cíclic que han exacerbat la crisi i generat un cost econòmic i social que s’hagués pogut evitar,  prolongant i intensificant la recessió innecessàriament. Les posicions “de partida” sorgien d’orientacions com hem dit "rules-based" amb clars biaixos neoliberals i d’un mètode decisori on ha dominat l’intergovernamentalisme, amb confrontació de legitimitats nacionals (amb poders molt diferents) en comptes de la primacia de l'interès comú.


Gestió de l’acollida de refugiats

L’arribada de persones que busquen refugi i asil a Europa continua, malgrat hagin canviat les rutes. S’ha posat de manifest la insuficiència, les limitacions i la perversitat de l’actual sistema, així com l’hostilitat de molts estats membres que es troben segrestats políticament per l’agenda i el discurs de l’extrema dreta. El “pack” “Regulació Dublín + Acord de Schengen” fa que els països fronterers de la UE que reben en primer terme aquestes persones (que requereixen una protecció especial) hagin d’assumir en exclusiva la responsabilitat d’acollida i tramitació de l’asil. Aquest desajust facilita la desresponsabilització de molts estats membres i una dinàmica de conflicte i negociació a la baixa entre països, de manera que molts estats no estan assumint els compromisos de reubicació i reassentament acordats.

Brexit

Al referèndum del Brexit van triomfar les tesis del replegament nacional-estatal. Veiem a més  que qui condueix i hegemonitza tant el debat com la concreció del resultat són les forces i vectors de la dreta populista, xenòfoba i reaccionària. I sembla que es consolida una proposta de Brexit dur, ja que el govern actual prefereix prioritzar eliminar la immigració comunitària i sortir del marc regulatori europeu, a seguir vinculat al mercat interior europeu i assumir-ne les 4 llibertats de circulació. I s’intueix, a partir de les propostes que es van coneixent, que l’estratègia competitiva del Regne Unit, en aquest escenari de confrontació entre territoris, serà el dumping, amb la baixada d’estàndards regulatoris, socials i fiscals, i on ja s’ha insinuat la possibilitat que esdevingui un paradís fiscal.

El perill de l’extrema dreta a Europa

Diferents forces de dreta extrema i/o de dreta nacional populista estan agafant una força significativa social-política-electoral en diversos països. Són forces que -tot i que diferents- comparteixen alguns trets: plantejaments iliberals, confrontació identitària-nativista vers els diversos “altres”, qüestionament dels marcs polítics supra-estatals, replegament extrem amb  nacionalisme econòmic, i  manteniment de les estructures de poder domèstiques, entre altres.  En alguns països de l’est de la UE ja estan en posicions de govern, en països nòrdics tenen una representació significativa i capacitat condicionar polítiques i agenda, i durant aquest any electoral veurem en quins percentatges i implantació queden a França i Alemanya. Aquestes forces suposen una amenaça per a la democràcia, i alhora representen alguns altres perills a vegades més invisibilitzats: la capacitat de substituir l’eix de conflicte vertical (de disputa del poder socioeconòmic) per l’horitzontal (entre territoris, comunitats i/o grups humans); la capacitat en alguns llocs per fixar els termes del debat i les propostes (hegemonia); el potencial per iniciar un procés de descomposició i desconnexió dels vincles amb la UE; i la dificultat sobrevinguda per part de les forces democràtiques de revertir la captura de vot i de la ciutadania que aconsegueix l’extrema dreta, una captura persistent un cop la persona ha assumit el seu marc conceptual i/o organitzatiu.

L’administració Trump

Trump suposa en primer lloc una amenaça a la democràcia, llibertats i drets dels ciutadans nord-americans. En relacions internacionals podem suposar un desplaçament i intensificació de la conflictivitat cap a la Xina. La desconnexió interessada de les institucions multilaterals i dels compromisos internacionals (climàtiques, econòmiques-financeres-comercials, i fins el sistema-ONU) pot impedir un abordatge mínimament efectiu dels principals reptes globals . Alhora que inhibeix els espais que poden evitar que conflictes econòmics-polítics-territorials-monetaris-comercials no es retroalimentin. Pel què fa a la Unió Europea sembla clar que en persegueix un debilitament (més o menys intencionat). Tampoc es pot menystenir la força destructiva de la "Internacional reaccionària", on l’administració Trump pot jugar un paper d’aglutinador dels actors dels diferents països.


2. La rellevància de la clivella política integració-demarcació


Totes aquestes crisis són també expressions de l'emergència i rellevància de l'eix (o clivella) de confrontació política “integració – replegament” (o amb matisos diferents, també denominat integració -demarcació). Això implica que hi ha projectes diferents en funció d'aquest eix (independentment de l'eix esquerra-dreta). Aquest eix ha anat prenent centralitat fruit dels desajustos provocats per la persistència de la desigualtat i per l’assimetria entre les àrees econòmiques i les àrees sota el paraigües político-democràtic de l’estat-nació. També fruit del reflux cultural identitari-nativista, i fruit de les inseguretats i incerteses de futur de l’actual període. Es pot relacionar amb l’eix que en anglès en coneix com GAL-TAN (Green-Alternative-Libertarian vs Traditional-Autoritarian-Nationalist) que fa referència a projectes més cosmopolites o més estatal-tradicionals, i a cosmovisions diferents sobre qui són els “nosaltres” i els “altres”).

Forces i lideratges per la integració i forces centrífugues

Tradicionalment el procés d’integració europea s’ha fet de forma tecnocràtica, a través de l’impuls de les elits i a través del consens intergovernamental, quedant legitimat socialment pels progressos i resultats que generava. Aquest mètode de legitimació ha deixat de funcionar en el període de crisi. Es van deixar pendents les unions fiscal i política de l’eurozona, que s’havien deixat a completar quan la necessitat obligués. Però la conceptualització –errònia- de la crisi com a problema de manca de consolidació fiscal ha fet aflorar les tensions entre creditors i deutors, vehiculades per la dinàmica de xoc de legitimitats nacionals. El resultat és que de moment les necessàries transferències (o mancomunitzacions) de sobirania i capacitats a escala europea no s’han fet. Segueix de moment el bloqueig recíproc entre França i Alemanya, on està en discussió si es comença per transferir sobirania política, o bé si s’ha de començar per mancomunar capacitats i riscs econòmics-financers i si es fa en un paradigma més comunitari o més intergovernamental. Difícil de resoldre en any electoral per a ambdós.

L’aposta per una integració democràtica i supranacional ara mateix està liderada per alguns actors de la institucionalitzat comunitària, per sectors concrets dels partits polítics europeus no euroescèptics i per alguns governs especialment del sud (I Alemanya amb una priorització diferent). Però no totes les propostes de major integració són iguals. I poden fer referència a diverses vessants: econòmica (monetària, fiscal, bancària, mercat interior,...), política exterior, cohesió social, drets de cutadania,..  Hi ha en paral.lel tres projectes que sota la bandera d’una major integració econòmica condueixen a aprofundir el camí deconstituent: a) el perfeccionament, ampliació i sofisticació del mètode intergovernamental i tecnocràtic; b) l’establiment dins la UEM d’un nucli de països amb capacitat de decisió política sobre els aspectes econòmics, fiscals i monetaris i un conjunt de països perifèrics “usuaris passius de la moneda”; i c) un reforçament en exclusiva de les competències europees en ser la “policia fiscal” per fer complir els mandats austeritaris.

En un sentit contrari a Europa hi conviuen també poderosos vectors centrífugs i de replegament: a) el desacoplament (divergència) econòmic entre centre i perifèria; b) la pressió política per trencar l’espai Schengen; c) la pulsió dels replegaments nacionals (especialment en les opinions públiques dels països del nord); i d) la deriva iliberal d’alguns governs europeus de l’est.

Els perills de la descomposició i el replegament

No és impensable veure’ns abocats a una descomposició  de la UEM i la UE de conseqüències funestes a tots nivells, si les falles institucionals fonamentals no són abordades i les tensions econòmiques i polítiques s’accentuen. La cobertura ideològica d’això com a element positiu és la idealització del replegament nacional. Fet sorprenent quan ve de veus d’esquerres. Aquestes ignoren que l’actual hegemonia neoliberal està també present als estats, que les majories que governen a Europa venen dels propis estats, i que des dels estats per si sols és encara més difícil bastir una alternativa a aquesta globalització neoliberal.

És obvi que la implosió de la UE és un risc democràtic i per la pau i l’estabilitat. I és evident que aquest seria un escenari de guerres comercials i econòmiques. D’estratègies de competició a la baixa en estàndards, regulacions (ambientals, laborals,...) i fiscalitat entre estats per tal d’atraure un capital amb una mobilitat transfronterera i on seguirien actuant unes forces econòmiques que escapen al poder polític dels estats per separat. Des d’una perspectiva de progrés la proposta de replegament no respon a la qüestió última: Quin sentit té promoure o acompanyar la desconnexió dels estats de la UE (procés complex, amb molts costos, generador de conflictivitat i competència econòmica i diplomàtica -sense excloure la militar - entre els estats, en un procés que pot durar lustres) per al final del camí d'aquí algunes dècades intentar tornar a començar a construir una unió d'estats-nació (on res indica que pogués néixer més comunitària o solidària).

Dit això sembla que en el nostre entorn immediat, la percepció de la superació de la fase crítica de la crisi, el desprestigi de la idea del Brexit com a oportunitat per als sectors progressistes -amb proves cada dia-, i la constatació d'estar treballant per a l'agenda de l'extrema dreta han tret brillantor a aquesta pulsió.

La insuficiència del no dir ni fer prou

La dificultat de fer compatible la crítica a l’actual funcionament de la UE amb l’aposta per aprofundir una integració supranacional i democràtica pot contribuir a l’actual manca d’ambició i priorització de la qüestió per part de molts actors socials i polítics.
Alhora el perill tecnocràtic i l’enormitat del repte poden fer aflorar propostes que intentin combinar elements de major integració amb elements que poden sonar bé de replegament. En aquest cas queda sense respondre la pregunta: quines competències o capacitats retornades als estats generarien una major oportunitat per a la igualtat i la solidaritat?
Existeix també el risc d’adoptar exclusivament plantejaments defensius, de focalitzar-se únicament en la -necessària- denúncia del perill de l'extrema dreta i de la descomposició europea. Així, molts d’aquests actors, que haurien de prioritzar una proposta avançada d’integració democràtica europea, al tenir al seu interior aquestes recances i frens no intervenen políticament amb la suficient força, generant un efecte gairebé de suma zero. Auto-bloquejant-se la capacitat d’intervenció política es pot acabar sent un mer espectador passiu dels fets que van succeïnt. És més, no centrar la qüestió pot ser a més una ajuda i reforçament involuntari de l'statu quo (en el necessari acord de síntesi entre partidaris de la reforma profunda de la UE i els partidaris del manteniment de l'actual arranjament).

 
3. La necessitat d’una integració democràtica a la UE i a la UEM


No és possible sortir, recloure’s o aïllar-se de les relacions i camps de forces econòmics existents. Sembla doncs necessari l’aprofundiment de la integració política-democràtica europea.  
Actualment l’intergovernamentalisme executiu (i el xoc de legitimats nacionals) sumat al dislocament de sobiranies (o desajust d’àrees jurisdiccionals) és la base de la present impotència democràtica i de l’estretament de la finestra de polítiques sòcio-econòmiques alternatives, especialment als països perifèrics. El moviment de capitals és global; el mercat interior és i es regula en àmbit UE; l’espai econòmic ja presenta interdependències, subordinacions i especialitzacions a escala europea; la política monetària es defineix entre els països de la UEM (amb certa autonomia i discrecionalitat dels òrgans del BCE); les orientacions fiscals es decideixen en espais intergovernamentals, com l’Eurogrup; i la política fiscal i la hisenda-tresor és a escala estatal (així com les polítiques de benestar, la legitimació democràtica directa i els actors polítics i els contra-poders). Esdevé doncs una urgència que la UEM sigui profundament transformada, tant per fer-la resilient a noves crisis (evitant l’especificitat i gravetat de la crisi a l’eurozona) com per democratitzar-ne les institucions i dotar-la de la major legitimitat democràtica.
Apareixen unes necessitats d’integració diferenciada en la UE i en la UEM. La necessitat de dotar-se d’eines, capacitats i institucions democràtiques pròpies de la UEM per tal de democratitzar-ne la governança econòmica no va en detriment dels requeriments d’aprofundiment democràtic per al conjunt de la UE. Un criteri compartit per ambdues necessitats és l’anar posant fi al mètode intergovernamental per tal d’avançar cap a institucionalitats comunitàries legitimades democràticament, i alhora limitar la discrecionalitat de les agències i organismes tècnics que generalment actuen de forma tecnocràtica, amb biaix neoliberal i sense tenir en compte l’interès general europeu. Metodològicament en l’estadi final ambdues necessitaran de reforma dels Tractats
No obstant, la simple idea de “més Europa” en abstracte ja no és útil. Es fa imprescindible concretar i explicar quina integració europea es vol. I confrontar-la amb altres models, com els que persegueixen un aprofundiment tecnocràtic i intergovernamental.

Les raons per a una major integració europea són diverses. Una primera raó de present i és que ja actualment l'espai polític europeu permet en diferents dimensions més garanties, drets i proteccions com s'ha vist recentment tant en regulacions com en resolucions judicials (en l'àmbit mediambiental o financer, per exemple). Un segon element és que només amb una unió econòmica i monetària completa, amb competències i capacitat fiscal, i legitimada democràticament, l'eurozona (i els seus territoris) podrà ser un espai de prosperitat compartida, que respongui a l'interès general i que tingui mecanismes per contrarestar amb certa efectivitat les crisis que puguin venir. Sols amb l'equalització dels marcs jurisdiccionals i fiscals amb els espais econòmics, de moviment de capitals, productius i de mercat és possible democratitzar l'economia i governar les interdependències productives. Això vol dir transferir sobirania, riscos i capacitats econòmic-financeres a un espai democràtic comunitari europeu. Per molt que es desitgi, el camp de forces i les interdependències i subordinacions productives i econòmiques no desapareixeran per l'absència o per la voluntat de prescindir de marcs polítics jurisdiccionals amb mida suficient. En tercer lloc, pensant en el conjunt de la UE, molts dels reptes que tenim com a societat, com a espècie i com a part del planeta només poden abordar-se amb alguna garantia d'èxit des d'àmbits polítics i jurisdiccionals que superin l'estat-nació, del qual sabem les seves limitacions, mancances i insuficiències. Es requereix un espai polític legitimat democràticament d'abast continental per contribuir a combatre el canvi climàtic, per poder plantejar una justícia global i universal, i per evitar l’espiral descendent de drets socials fruit de la competició entre unitats estatals. Democratitzar els marcs, les institucions i els espais jurisdiccionals per a l'acció política, i fer-los de mida suficient, és condició prèvia per a poder desenvolupar projectes polítics diferents, i segurament és la tasca fonamental de l'esquerra en aquest període històric. I finalment, en quart lloc, necessitem d'una Europa aprofundida democràticament per preservar un espai de pau, on es puguin minimitzar els conflictes econòmics i d'identitat entre estats i on sigui possible maximitzar i projectar a la resta del món els valors de la fraternitat, l’ internacionalisme, la vida en comú i la preservació del multilateralisme per evitar el caos geopolític.

Així una Unió Econòmica i Monetària funcional i garantidora de prosperitat compartida per al conjunt de països requereix mecanismes (o fluxos) de solidaritat basats en transferències fiscals, tals com inversions (especialment inversions contracícliques) i estabilitzadors automàtics (el primer a desenvolupar seria segurament un assegurament d’atur pan-europeu). On polítiques econòmiques, monetàries i fiscals puguin coordinar-se i definir-se democràticament. Això implica transferir sobiranies a instàncies comunitàries. Alhora disposar d’un Banc Central Europeu (que respongui democràticament a l’interès general europeu) que pugui fer de prestamista d’última instancia i que el seu mandat també inclogui la plena ocupació. Per trencar el cercle viciós entre deutes sobirans i crisis bancàries necessitem que la garantia de dipòsits i el mecanisme de resolució tinguin la capacitat i siguin per al conjunt UEM. Resumint, es necessita una governança econòmica legitimada democràticament, amb un govern econòmic efectiu per al conjunt de la UEM, un pressupost suficient i que estigui escollit, controlat i fiscalitzat per un parlament específic.

Algunes prioritats

El repte és clar per als propers anys. Fer possible disposar de marcs jurisdiccionals amb capacitat democràtica real i plantejar l'horitzó de la sobirania europea, dit sigui, l'única possible. És a dir aprofundir la integració supranacional i democràtica. En un continent cada cop més interdependent econòmicament i amb uns poders financers globals, el dilema –en paraules d’Oriol Costa- no pot ser més clar: o més integració política-democràtica o més globalització neoliberal.

El repte és enorme, i malgrat la urgència, vistes les barreres, requerirà un desenvolupament gradual. No cal dir que serà més fàcil amb governs estatals pro-europeus preferentment progressistes. Per operativizar-ho i temporalitzar-ho és útil la idea de la integració diferencial (segons temàtica pot requerir diferents intensitats i diferents agrupacions de països). Això es pot traduir aquest any en dos aspectes prioritaris ja que hi ha diferents factors que poden permetre obrir-hi oportunitats. En primer lloc la democratització i capacitació fiscal de la governança de l'eurozona. El debat sobre com augmentar els recursos propis i la capacitat de transferències a la zona euro està obert, també a les institucions europees. Alhora van apareixent diverses propostes gradualistes sobre com fer més democràtica, transparent i responsiva l’actual governança, amb empoderament dels òrgans executius comunitaris i capacitació parlamentària específica per a l’eurozona. En aquest sentit la Comissió Europea presentarà a finals de març una proposta de reforma de la UEM que pot catalitzar i aguditzar el debat. I en segon lloc el desenvolupament d'una política europea exterior de seguretat i defensa autònoma i pròpia. L’anunciat interès en la desvinculació de l’administració Trump dels espais multilaterals i el qüestionament de la pròpia OTAN, han fet emergir a Europa un ampli consens en la necessitat de reforçar i dotar-se d’organismes i espais propis no subordinats de defensa i seguretat.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Impotencia democrática en los estados, proceso constituyente en la UE



(Apuntes y lecturas para las jornadas de Izquierda Abierta (20/9/14) sobre los retos en Europa)

Lluís Camprubí


El retorno de las rupturas, reformas y transformaciones.

El título de la sesión, planteando el dilema “ruptura o transformación en la UE”, me ha hecho recordar algunos de aquellos dilemas históricos (o disyuntivas estratégicas) sobre los que la izquierda ha estado debatiendo apasionadamente desde hace décadas. Ya hace tiempo fue el “reforma o revolución” y más recientemente, en nuestro entorno sobre la transición, fue el “reforma o ruptura”. Es interesante señalar la polisemia de ruptura, ya que mientras en la transición hacía referencia a la cualidad e intensidad del cambio, en la sesión de hoy entiendo que se señala ruptura en el sentido de reventar y despiezar (controladamente o no) el área política, económica y/o monetaria en la que estamos inseridos.

De todas formas, seguramente el dilema más vigente es el de “(eco)socialismo o barbarie”; y la disyuntiva si “en un solo país” el (eco)socialismo es posible, la pregunta que deberíamos intentar responder. Les anticipo que mi respuesta es no. Por lo tanto, descarto la ruptura de la UE y/o de la EuroZona (o UEM) como estrategia activa a seguir por parte de la izquierda transformadora. Apunto en formato titular algunas de las razones: la escala de la UE es un nivel desde el que al menos se puede intentar una harmonización de derechos y regular/domesticar el capitalismo globalizado, neoliberal y financiarizado en el que también estamos inseridos (y del que no se saldría en caso de vuelta al estado-nación y a la peseta); una vuelta a los estados-nación implica austeridad auto-impuesta y prácticas y normas basadas en la rebaja de estándares (fiscales, laborales, ambientales y regulatorios) como estrategia competitiva; poder regular un mercado interior implica disponer de un área político-democrática equivalente; y “salir del euro” tiene a) unos costes de transición muy grandes, b) en el corto y medio-plazo un impacto económico durísimo (recomiendo las ponencias de las jornadas de la revista SinPermiso al respecto [1] [2] o este artículo de A. Ramírez [3] ), c) unas derivadas políticas que nos alejan de cualquier profundización del área político-democrática de referencia y del área de solidaridad deseada, así como, aunque parezca superfluo, d) unas complejidades técnicas que en este caso no son menores y lo convierten –si se pretende hacer de forma controlada y democrática y con unos trade-offs asumibles- en una tarea cuasi imposible, como señala Eichengreen [4]. Recuerda recurrentemente un buen amigo que en casi todas las esferas de la vida no es lo mismo salir que no haber entrado.

Sin embargo, seguramente podemos estar de acuerdo que el diseño de la UE, el sesgo que impregna los tratados y la arquitectura institucional de la EuroZona favorecen la aplicación de políticas neoliberales, la incapacidad de respuesta frente a shocks asimétricos, y unas ayudas a los países miembros con dificultades de financiación basadas en una condicionalidad no definida en instituciones legitimadas democráticamente. Ser capaces de poder criticar las insuficiencias y perversidades del actual marco de la UE y la EZ, y sin embargo no proponer soluciones de repliegue nacional [5] (aunque estén apoyadas en el análisis compartido que así no podemos seguir), debería ser hoy la tarea política principal. 

Y plantear un horizonte de esperanza en el largo plazo basado en una soberanía popular a escala europea debería ser el motor para nuestra acción política. Todo esto me lleva a huir del dilema “ruptura o transformación” y plantearles un reenfoque basado en una propuesta secuencial y solapada (desde la asunción de la complejidad del reto). Así que cogiendo varias de las palabras fetiche aparecidas, les propongo que -conjuntamente y de forma tranquila en este y futuros encuentros de las fuerzas aquí representadas- podamos repensar el reto europeo en distintos estadios: a) cambios posibles con los actuales tratados; b) reforma de los tratados, que permita la aplicación de políticas alternativas a escala europea; c) transformación de las orientaciones políticas dominantes.


Pinceladas de contexto y tendencias

Aunque naveguemos en “uncharted waters”, y algunos apelen a aquello de los momentos de crisis “gramscianos”  (lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer) para insinuar un futuro más esperanzador, parece necesario intentar prever los escenarios más probables y las tendencias globales de hacia dónde nos dirigimos. Tanto por aquello de no generar frustraciones adicionales, como por diagnosticar con cierta precisión, como por lo de intentar adecuar propuesta, táctica y estrategia.

Todo apunta a una degradación (que no superación) del capitalismo, de la democracia representativa, de las condiciones de vida y del medio ambiente. Recomiendo en este sentido leer las recientes tribunas de Wolfgang Streeck sobre las perspectivas del capitalismo en su fase actual [6] y de la democracia representativa [7] . En la primera señala tres tendencias de fondo desde hace décadas que además se retroalimentan: la tendencia decreciente de los niveles de crecimiento económico, el aumento del endeudamiento público y privado, y el aumento de las desigualdades socioeconómicas.

Ciertamente el futuro no está escrito y depende de la acción colectiva y las correlaciones de fuerza, pero también conviene tener presente las barreras estructurales, dificultades y limitaciones para impulsar una reversión en un sentido de progreso de la involución generalizada en todas las esferas. Permítanme la inmodestia y el auto-bombo de auto-citarme un artículo reciente [8] en el que intentaba listar los obstáculos y fuerzas opuestas que a mi entender existen para aplicar en el corto plazo un programa de izquierdas en nuestro entorno (hecho que, sin embargo, es imprescindible y urgente). Telegráficamente serían: el aumento de la desigualdad política, los límites de la política monetaria, la regresividad creciente de las políticas fiscales, la hegemonía neoliberal, el destrozo de las organizaciones populares, la falta de un horizonte alternativo, la financiarización de la economía, el paro y la precariedad, el desplazamiento del poder hacia el ejecutivo y hacia agencias no democráticas, y la desconexión entre fuerzas políticas y “representados”. En este sentido también recomendar la lectura [9] del reciente libro de James K. Galbraith “The end of normal” dónde se sitúan algunos de los factores estructurales (energía y re-concentración del sistema financiero, entre otros) que hacen imposible tan siquiera volver sostenidamente a unos estándares económicos pre-crisis 2008 o menos aún de los años dorados (1945-1973).

Sin negar la importancia y potencia política de las utopías de recambio (en expresión de Marina Subirats) y de la ilusión (generalmente pivotando sobre aspectos post-materiales) como motor positivo, es de justicia entender sus límites e insuficiencias para transformar y mejorar las condiciones de vida de la gente. Por ello me limitaré a los aspectos que considero centrales para evitar la espiral de degradación en la que estamos inseridos. Sin abordar estos aspectos, un muy deseable cambio/recambio institucional de mayorías –especialmente en la escala estatal- puede verse al cabo de poco tiempo experimentando la frustración de no poder tirar adelante las mejoras en derechos, igualdad y bienestar prometidas. Es por esto que creo que la fuerza, la pasión y el empeño que ponemos en las discusiones sobre las superestructuras a escala estatal, también deberíamos empezar a ponerlas a escala europea.


Especificidades de la crisis en Europa: “O ecualización de marcos o barbarie”

Al analizar la situación socio-económica en Europa y sus impactos, creo que es importante no olvidar ninguno de estos 3 factores: Crisis económica, austeridad y contra-reformas estructurales [10]. Es la suma y las interacciones de los tres lo que nos ha llevado a la situación actual, excepcional, y que nos puede abocar a una tercera recesión con el agravante deflacionario.

Algunas pistas sobre la situación actual nos la da cómo se ha realizado la construcción europea en las últimas décadas: realizada bajo hegemonía neoliberal; bajo una lógica de intergubernamentalismo; con trasnsferencia de poder a agencias y organismos sin legitimación democrática directa; y con desajuste entre marcos.

 A parte de la hegemonía y orientación neoliberal (también dominante en España, no está de más recordarlo para prevenir coartadas replegacionistas), la principal causa y agravante de la especificidad de la crisis socio-económica en Europa y en los distintos países ha sido el disloque entre marcos o áreas geográficas:  a) la político-democrática (escala estado-nación; la UE no tiene una estructura de validación y legitimación democrática equiparable para los aspectos que han asumido de hecho algunas de sus instituciones); b) la monetaria (eurozona); c) la de integración económica (la UE más adjuntos); y d) la fiscal (hacienda y unión de transferencias a escala estatal; fijación de orientaciones en política fiscal por parte de conglomerados de “federalismo autoritario” tipo Troika). Las diferencias entre estas áreas (lo hagamos analizándolo a pares o las cuatro a la vez) es uno de los factores que nos puede ayudar a entender parte de la impotencia política que actualmente experimentamos.

A ello hay que añadirle cómo se ha realizado el proceso de integración europea (en expresión de Bickerton “de los estados-nación a los estados-miembro [11] ) con un diseño intergubernamental de toma de decisiones significativas dónde se vacía de contenido a las instituciones estatales y, al mismo tiempo, éstas se conviertan en sordas (intencionadamente o no) a las reivindicaciones populares. Esta desresponsabilización aparente es lo que hace la actual arquitectura institucional perfecta para la aplicación de la agenda de los sectores dominantes y a la vez letal para cualquier atisbo de ejercicio de soberanía popular y acción política a escala europea.

Los desajustes entre áreas es también lo que nos sitúa en la camisa de fuerza del trilema de Rodrik [12] entre área democrática estatal y área de integración económica europea. Planteaba Rodrik en un artículo reciente: In Europe, economic policy needs more democratic legitimacy, not less. This can be achieved either by significantly strengthening democratic deliberation and accountability at the EU level, or by increasing the autonomy of the member states to set economic policy. In other words, Europe faces a choice between more political union and less economic union. As long as it delays making the choice, democracy will suffer. Es decir, el dilema es mayor unión política o menor unión económica. Les indicaba al principio las consecuencias a mi entender regresivas del repliegue político nacional y de la salida de la UEM (y la incapacidad de construir un proyecto de democracia avanzada, justicia social y bienestar en un solo país), así que, a pesar de las dificultades y enormidad del proyecto, la apuesta a seguir debería ser profundizar en la unión política.

De central importancia es el disloque entre el área monetaria y el área política y el área de las haciendas. El diseño y mandato del BCE lo limitan para ejercer las funciones típicas de un Banco Central (teniendo en cuenta además la paradoja de la irresponsabilidad que sufre, según palabras de Martin Wolf “A central bank responsible to several governments is accountable to none”).

Es esta falta de una fiscalidad, sistema de transferencias y hacienda comunes la que no permite una respuesta  a los shocks asimétricos y que hayan estabilizadores (automáticos o no) que permitan inversiones según necesidad.

Este desajuste entre marcos permite también entender (que no compartir en su concreción) la petición muy extendida entre las sociedades “prestadoras” de querer tener control político sobre los créditos o transferencias a los países destinatarios.

Si ponemos atención a la fase de la crisis que se ha ido denominando como la de la “crisis de la deuda pública” podremos entender algunas claves. El aumento imparable de la prima de riesgo podía atribuirse a distintos factores (inter-relacionados entre si): unas perspectivas económicas en algunos países muy negativas, operaciones especulativas contra las deudas públicas basadas en un escenario de “pánico”, una “consolidación fiscal” que producía los efectos inversos a los que decía buscar (era y es evidente que la “austeridad expansiva” era un oxímoron con la intención real de estrangular a los servicios públicos), y especialmente a la incapacidad/bloqueo del/al BCE para que ejerciese cómo tal (prestamista de último recurso). Ha quedado bien demostrado que fue la intervención del BCE [13] (Draghi) la que revirtió esa tendencia. Algún otro día será interesante analizar los cambios entre la orientación de la era Trichet y la de Draghi, o los límites de la política monetaria en solitario, pero no es el tema de hoy. Lo relevante es entender que esa acción (que con unos marcos ecualizados y no tan secuestrados ideológicamente se hubiese producido o se hubiese dado por supuesta de inmediato) tuvo lugar después (no antes) de la aceptación de una condicionalidad (el pack de contrarreformas estructurales) agendadas e impuestas al margen de cualquier soberanía popular (parece lógico también pensar que esa condicionalidad fue la clave para levantar las oposiciones frontales de los sectores más reacios a cualquier intervención) .

Así mismo, el no solapamiento entre áreas permite entender alguna de las perversidades futuras del TTIP [14]. La ampliación del espacio de integración económica sin la correspondiente ampliación del área política-democrática para poder al menos regularlo es la garantía que blinda las consecuencias del TTIP: la rebaja de estándares, la estrategia competitiva a la baja, el descontrol democrático sobre los servicios públicos y un nuevo “constitucionalismo” que prioriza derechos de los inversores por encima de los derechos de los ciudadanos.

Las crisis del estado-nación que van apareciendo en distintos lugares de la UE(M) (en cada uno con expresiones y especificidades muy diferentes) son seguramente síntomas de estos disloques. No deberían pues desvincularse de la incapacidad de los estados-nación de dar respuesta a lo que antes daban.

Todo esto me lleva a una conclusión, que espero no se malinterprete. En la actualidad, con el actual estado de cosas, un poquito de TINA a escala estatal sí que hay (aquello del There Is No Alternative). Es evidente, por ejemplo, que a nivel estado-nación hay ciertos márgenes en el ámbito fiscal (relativa discrecionalidad de gastos e ingresos, y por supuesto una autopista en el combate del fraude fiscal) pero no ya la soberanía ni la capacidad de decisión que algunos quisieran. En sus inicios, los voceros de la derecha que iban con la letanía del TINA seguramente lo usaban a modo de justificación burda de sus políticas y con una evidente voluntad de profecía auto-cumplida. Otra cosa son los de hoy. Simplemente la derecha política y económica es acomodaticia a la situación, les es muy funcional y están encantados con la situación real de recorte y estrechamiento de los márgenes de actuación. Especialmente en los países de la periferia europea. Seguramente pues, para que podamos decir y hacer que “sí, hay alternativas”, tenemos que empezar a construir la alternativa a escala europea, que insisto una vez más, pasa necesariamente y previamente por la ecualización de marcos a ese nivel.


Principales retos para Europa

A mi entender, los principales retos políticos están en la dimensión europea. Permítanme pero que únicamente los liste ya que creo que debe ser la tarea principal de los partidos empezar a pensar colectivamente cómo abordarlos. Y seguramente parte de la confluencia deseable entre las fuerzas aquí representadas pasa también por pensarlo conjuntamente. Haríamos bien en admitir que, para la mayoría de ellos, aún no tenemos respuesta ni propuesta concreta. De momento, me conformaría con que empecemos a ver que éstas son las preguntas relevantes que nuestra cohorte (el conjunto humano que está viviendo estos tiempos, independientemente de su generación) debería hacerse.

            *Retos institucionales

-Cómo romper la grosse-koalition gobernante en Europa. Pre-condición necesaria para programas políticos y mayorías alternativas.

-Cómo componer la unidad (primero de acción y programática) de las familias de la izquierda roja y verde en la política europea.

            *Retos en la acción política

-Cómo acompañar y empujar (son tiempos excepcionales seguramente) las medidas expansivas y de estímulo fiscal (y monetario en el margen que quede) que sectores de la gobernanza europea empiezan a proponer. En este sentido quizás deberíamos empezar a disponer de un análisis fino de los matices que los distintos sectores expresan.

-En el supuesto que la izquierda alternativa alcance el gobierno en algún país, cómo ejercer inteligentemente el derecho de veto en el Consejo Europeo de forma que contribuya a reconducir orientaciones.

-Cómo dar respuesta a la urgencia social a escala europea, siendo cómo son en el mejor de los casos, lentos y en el largo plazo los cambios estructurales que entendemos que son necesarios.

            *Cambios en la hegemonía

-Empezar a preguntarnos con qué alianzas (cómo construimos el bloque histórico) entre distintos grupos sociales y con qué acuerdos políticos con otras mediaciones políticas (qué evidentemente están alejadas social, geográfica y políticamente de lo que aquí pretendemos representar) queremos vertebrar la construcción de una Europa federal-democrática y con unión fiscal y de transferencias. Éste es a mi entender El Reto en política de alianzas. Si es que entendemos que una Unión Europea con las áreas ecualizadas (es decir, una unión política federal-democrática, fiscal, económica, monetaria y bancaria) es una pre-condición necesaria para cualquier acción política democrática y de ejercicio de la soberanía popular. Sin embargo hay que asumir que en la actualidad significativos sectores liberales y de la democracia cristiana están encantados con el actual desajuste entre marcos, y que en las condiciones actuales de derrota de la izquierda social y política no ven ninguna necesidad de pactar (como sí había pasado en otros momentos históricos).

-Cómo revertimos la pulsión creciente al repliegue nacional que va apareciendo elección tras elección (este domingo pasado en Suecia y Alemania sin ir más lejos). Lo que conlleva, el cómo convertir en mayoritario la necesidad de ampliar las áreas fiscales, es decir, las áreas de transferencia o las áreas de solidaridad. Y el desmontaje ideológico de las concepciones fiscales insolidarias. Es decir cómo pasamos del repliegue nacional como propuesta de salida de la camisa de fuerza del trilema de Rodrik a una gobernanza democrática a escala europea (con los instrumentos fundamentales de cualquier estado-nación, eso sí, sin olvidar la consolidación e importancia de los estados-nación).

-Cómo construimos el demos europeo. Es un hecho que actualmente no existe. Las iniciativas top-down desde las instituciones europeas (movilidad, discursividad tipo “estamos en el mismo barco” o “compartimos valores,….”) bienvenidas sean pero no serán suficientes.  Así mismo, las políticas que favorezcan la solidaridad pueden crear vínculos por la vía de los hechos (aunque si no se hace cuidadosamente puede generar efecto rebote desde posiciones de repliegue). No hay recetas mágicas. Evidentemente pasa también por impulsar iniciativas políticas transnacionales. La propia acción política es un constructor formidable. Quizás también tendremos que tomar apuntes sobre cómo germinó de una forma rápida una identidad antifascista compartida y los vínculos de solidaridad (aunque el contexto fuese absolutamente diferente). Y así mismo empezar a tejer no institucionalmente redes de solidaridad compartidas para paliar algunas de las necesidades básicas no resueltas.

            *La UE y su política exterior

-Hemos visto como algunas de las principales intervenciones en política exterior de la UE (como bloque formal o informal) han contribuido al empeoramiento y degradación de la situación de los países a los que se pretendía “ayudar”. Ello nos lleva a varios retos, para los cuáles seguramente aún no tenemos los criterios y herramientas políticas que nos permitan establecer una propuesta coherente ex ante frente a la mayoría de conflictos desde unos valores de izquierda y desde la perspectiva de la UE. Cómo discriminar lo que pueden ser políticas legítimas para no perder áreas de influencia de lo que son políticas ofensivas para ganar áreas de influencia a costa de los equilibrios geoestratégicos. Cómo evitar los desarrollos imperialistas y de “regime change” de los conflictos que legítimamente podrían caer en el paraguas “responsability to protect” (actos de genocidio, limpieza étnica, crímenes de guerra y contra la humanidad).

            *Soldar el corto y el largo plazo

-Cómo construir una hoja de ruta gradualista compatible con las transformaciones profundas requeridas. Es decir, cómo hacer compatible una propuesta para la acción política inmediata como la Modest Proposal de Varoufakis, Galbraith y Holland [15] que no requiere una modificación de los tratados y que puede dar una respuesta inmediata a la situación de emergencia en la que estamos, con aquellas propuestas políticas más para el largo plazo que requieren una modificación profunda de los tratados [16] como es la propuesta-manifiesto para una unión política del euro, lanzada por Piketty, Rosanvallon y otros [17] y las propuestas para avanzar hacia una unión política y fiscal europea, lanzada por grupos de académicos como Glienicker [18] o Eiffel [19].